Exposición: A través del espejo

Centro Nacional de Fotografía de Torrelavega
Inauguración 5 de agosto de 2011
Paseo Julio Hauzeur, 14
Torrelavega
De martes a sábado: 17 a 21 h.
Domingo y festivos: 10 a 14 h
Lunes cerrado

La ciudad y sus espejos por Manuel Sonseca

Yo temo ahora que el espejo encierre
el verdadero rostro de mi alma,
lastimada de sombras y de culpas,
el que Dios ve y acaso ven los hombres.

Jorge Luis Borges

Tumbado en el suelo de aquél sótano de la calle Garay, Borges podía ver reflejado en el Aleph todo lo que sucedía en el universo mundo. Quizá la cámara fotográfica de Julio Álvarez-Yagüe no sea un objeto tan poderoso como la fascinante esfera borgeana, pero no hay duda de que la mirada que la dirige si lo es.

Y no cabe otra explicación al observar cuidadosamente las imágenes que brotan de esa mirada, convertida en un Aleph fotográfico, donde se reflejan las siluetas cotidianas de un paradigma urbano y multicolor y de su geometría multiforme, donde pugnan por significarse la abstracción y el realismo más formal.

En este juego de reflejos, Torrelavega, la ciudad retratada, aparece y desaparece entre el existencialismo de Borges y la paradoja de la mirada inversa del mundo, como lo vieran los ojos de Alicia en la obra de Lewis Carroll. Y al hilo de este clásico de la literatura nos enfrentamos a una cuestión esencial respecto a las imágenes aquí mostradas, a su cualidad primigenia que las hace imprescindibles; a la pregunta final que aclararía para siempre su misterio: ¿de qué lado del espejo fueron tomadas todas y cada una de estas fotografías?

Es posible que Umberto Eco, como autor De los espejos y otros ensayos, nos pudiera ayudar a resolver el misterio de estos fenómenos especulares analizando el reflejo, el objeto reflejado y la naturaleza del propio espejo que actúa como canal transmisor de la información. O también mediante la teoría del espejo como prótesis del ojo, ya que aquél puede capturar las imágenes que le llegan como si fuera el propio ojo humano esté donde esté colocado.

Pero estas hipótesis aisladas de nada servirían a nuestros propósitos, porque la fotografía, como todo arte, está sometida también a otros parámetros menos racionales y estrictos y se abandona con frecuencia en los brazos de la emoción, de los sentimientos, en el poso vital del artista para conformar el armazón de su mirada.

Y eso es precisamente lo que aquí sucede, Julio Álvarez-Yagüe construye sus imágenes siguiendo un instinto original que le aboca a fotografiar con sentido y precisión y nos invita a mirar el mundo a través del espejo de su propia sensibilidad y, aunque nunca lleguemos a saber como espectadores de qué lado de ese espejo nos encontremos, desde qué lado del espejo miró el autor, en realidad, ¿a quién le importa?.

Manuel Sonseca

Madrid, primavera de 2011.


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